“Sanar desde el yo imperfecto escuchando la voz de Dios”.

Por Francys Frica
Hoy, durante el servicio dominical, se abordó el tema “Perfeccionados”, el cual me impactó profundamente, ya que habló directamente a mí y trajo paz a un proceso que había estado atravesando durante varios días. Era una etapa que no comprendía completamente y que, de alguna manera, no podía detener.
No obstante, a través del mensaje pude comprender que no debemos buscar ser seres perfectos ante los demás, sino reconocer nuestras imperfecciones para que Dios pueda corregirnos y moldearnos. No se trata de encontrar explicaciones inmediatas a nuestras circunstancias o a las urgencias diarias, sino de abrazarnos a Él, buscar la excelencia en lugar de la perfección, vivir para agradar al Padre, escuchándole, confiando y sobre todo amándole.
Por tal razón te traigo un texto basado en una historia bíblica que ya has escuchado anteriormente, pero esta vez quiero hablarte esta historia desde un enfoque con el cual te puedes identificar, acompañado de un testimonio personal y que al final si atraviesas lo mismo, estoy seguro que te ayudará a encontrar la paz. La historia que te traigo transcurre en los libros de 1 de Samuel y 2 de Samuel del Antiguo Testamento; Saúl y David.
Primeramente, te hablaré de Saúl. Para entrar en contexto, este fue el primer rey de Israel, el cuál fue elegido en tiempos donde Samuel era profeta del pueblo de Dios. Un pueblo que urgía por tener un liderazgo, un pueblo que batallaba constantemente. Samuel por disposición de Dios había colocado a sus hijos de Jueces quienes dictaban el presente y futuro del mismo, pero los ciudadanos ya no confiaban en los Jueces dado a que estos estaban corrompidos. Entonces empezaron a clamar a Dios y a Samuel su necesidad de tener un rey que les guiará. Sin embargo ¿Era este el propósito que Dios tenía en ese momento? ¿Era esta la palabra que había dispuesto? ¿Era un líder que nacía de la voluntad de Dios o impuesto por la presión de la multitud?
Te cuento que Samuel consultó con Dios sobre esto y Dios no estaba de acuerdo porque el rey de Israel era Él. Sin embargo, en tal sentido, Dios le dio libertad a Samuel de satisfacer el pueblo que sí lo escuchaba a él. A ojos ciegos y oídos sordos bajo las condiciones de ellos Samuel dispuso la búsqueda del rey. En esta pesquisa surgió Saúl, quien provenía de la tribu de Benjamín, un joven; alto, apuesto, formido, que mostraba seguridad, protección, valeroso, esforzado, el hombre que ellos necesitaban.
¿Cómo llegó Saúl a los ojos de Samuel? Pues, ocurre que un día, cuando por petición de su padre Saúl buscaba una asna que se les había extraviado. En el trayecto, Saúl fue a consultar con Samuel de quien había escuchado hablar para que este le ayudará a encontrar la asna, fue directamente a su morada. Cabe destacar qué un día antes de esto ocurrir Jehová le había dicho a Samuel sobre la llegada de un hijo de la tribu de Benjamín quien iría hacia donde el mismo Samuel se encontraba, a esa misma hora, el cual el ungiría para que libere al pueblo de las batallas contra los Filisteos. Cuando Saúl llegó, Samuel lo recibió, le dio comida, le honró, le dio un buen trato, le vio con buenos ojos, y al día siguiente lo ungió en secreto derramando aceite sobre su cabeza, declarando que Dios lo había elegido como gobernante de Israel.
Saúl gobernó alrededor de 40 años, pero Saúl no cumplió el propósito de Dios, pues Saúl se apartó de Él motivado por la desobediencia y las consecuencias en su vida fueron desastrosas.
Ahora veamos la otra cara de la historia; David. Para entrar en contexto, David fue el segundo rey de Israel, teniendo como antecesor a Saúl. David fue pastor de ovejas, conocido por su valentía, su fe en Dios y sus talentos, principalmente musical. Era el hijo menor Isaí, “8 varones para ser precisos”. Isaí era un hombre de carácter procedente de Belén de la tribu de Judá.
Se describe a David de muchas formas: como el más pequeño de estatura, el rechazado, algunos lo pintan delgado y otros solo como un limitado pastor de ovejas, igualmente muchos versículos lo describen en aptitudes. No obstante, podemos ver en 1 de Samuel 16:12 una descripción más precisa sobre él: “Envió, pues, por él, y lo hizo entrar; y era rubio, de ojos hermosos y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es.” En el contexto de cuando Dios le pidió a Samuel ir por David.
En su proceso David fue despreciado y subestimado por su propia familia, y solo le limitaban a pastorear, pero no a formar parte de nada mayor, era prácticamente apartado. Según 1 de Samuel 17:34-36 nos relata, mientras trabajaba con las ovejas enfrentó un voraz león y un enorme oso que atentaba contra las ovejas. David se esforzaba por sus seres queridos, aunque estos no lo valoraban. Para calmar su aflicción y a su vez para agradecer de manera espiritual a Dios cantaba y tocaba el arpa, lo hacía de tal magnitud sin igual. Esto le fue procesando y le serviría de testimonio para lo que Dios haría en el futuro.
Es importante que sepas que antes de Samuel conocer a David vio a sus hermanos con los mismos ojos que tenía cuando eligió a Saúl, lo fue buscando; valiente, seguro, protector, fuerte, alto, capaz de cargar caballos y llevarlos sin rendirse, porte de hombre caballero que pudiera ser capaz de derrotar a quien sea, entre otras cualidades que ya mencioné anteriormente.
Samuel igualmente consultó con Dios, le escuchó, no de la misma forma cuando a Saúl, porque recordemos que Dios también le habló, pero esta vez Samuel acató las palabras de Dios e interpretó que Dios le hablaba de buscar un rey que se sobreponía ante lo físico o lo que aparentemente otros miraban, sin tomar una decisión precipitada motivado por la urgencia o la presión, sino motivado por la voz de Dios. La decisión iba directamente apuntado al corazón del hombre que Dios necesitaba para su pueblo, con ojos calmados. Entonces Samuel miró a David, miró su corazón.
Esta vez escucho la voz de Dios con sinceridad y no motivado por la necesidad. Pues Dios habla a sus hijos de una forma de una manera especial. ¿Por qué? Porque en (Marcos 1:12-13 y Lucas 4:1-13 podemos ver como después de Cristo haber sido bautizado y haber escuchado la voz de Dios, este fue llevado al desierto donde fue tentado a hacer cosas que fueran contra la voluntad del padre con el cual ya había tenido una experiencia sincera. Esa voz buscaba estrategias para que Jesús se apartara del propósito con el cual había iniciado, pero Jesús no acató esa voz y recordó a quien pertenecía su corazón.
Retornando a Samuel, te cuento que esta vez si escuchó correctamente la voz de Dios y ungió a David. El mismo David que posteriormente venció al gigante Goliat, el mismo que oraba de rodillas, tocaba y cantaba al señor, el mismo que tardó meses, años, semanas, días, y esperó la voluntad de Dios hacerse en su vida. ¿Ahora te preguntarás por qué te cuento esta historia?
Quizás en este momento estés pensando ¿Soy Saúl? ¿Soy David? Pues es bueno que te veas a ti mismo y de manera espiritual amparado en lo que Dios te muestre entenderás en qué lugar estás. ¿Por qué? Porque durante mucho tiempo tal vez has estado atravesando procesos y por creer que eres Saúl te has ido complicando la vida más y más, pero naciste siendo como David y fuentes externas te hicieron entender que eres Saúl.
Por la gracia de Dios al igual que David he tenido dones y talentos que Dios me ha dado que muchos conocen, te lo digo para que también te veas a ti mismo al espejo,para que veas quien eres, para que veas que dones y talentos tienes y lo que Dios puede hacer en ti.
Algunos de estos dones y talentos llegaron en mi naturaleza antes de ser cristiano, pero confieso que en aquellos tiempos no lo aplicaba al próposito de Dios, no tenía conocimiento sobre ello pero todo lo que hacía en lo que hacía me salía bien. Los dones y talento que tienes te los ha dado Dios, pero no lo has utilizado a su beneficio, sí, eso me pasaba. Pero cuando entendí que lo que Dios me dio era para su própisito, al aceptarlo a Él en mi vida, mi naturaleza cambió, mis dones y talentos obtuvieron una naturaleza distinta. Cuando acepté a Cristo, El Padre a través del Espíritu Santo me dio dones y talentos y amplificó otros, pero en una naturaleza no natural; eso puede pasar contigo si lo aceptas. David era artista y un rey victorioso en las batallas, Salomón obtuvo saiduría, Josué interpretaba sueños. Los dones y talentos que yo tenía entendí que debía utilizarlos en la obra del Padre, pero a la vez al reconocerlo como mi todo; Dios me dio otros dones y talentos que agradezco en demasía. Porque cuando ves su poder, allí es cuando entiendes que estos llegan con una responsabilidad.
Igualmente he logrado cosas que no expreso todo el tiempo porque entiendo que las cosas no se deben restregar a las personas y se comparten solo si edifica, porque tampoco las logro para mí sino para Él y desde hace varios años me aparté de tantas cosas que tenía o vivía; premios, honores, relaciones, éxitos, conquistas, dinero, amistades, cosas que estaban en mi vida pero no eran parte de mi mundo espitirual, me aparté para solo enfocarme en Él para no dejarme guiar del mundo y solo darle todo a Él, porque entendí que soy de Él y vivo para Él. Cuando entiendes esto, cuando comprendes que lo que persigues va más allá de lo terrenal entonces vas por el camino correcto. Cuando identificas que no debes aprovechar tu posición ni lo que tienes para aborrecerte de poder y compararte a Dios, como hizo Saúl, allí es cuando ves que entiendes el próposito, allí es cuando ves que puedes ser como David.
Sin embargo, te confieso que durante el proceso de mi vida al igual que cualquier ser humano, al igual que David, he tenido topiezos, piedras en el camino, he pecado y he tenido sacudidas. Muchas fuentes externas en varias etapas me han querido hacer ver como Saúl, confundiéndome y olvidándome de que desde que nací decidí ser un David; a veces con decisiones, otras veces con palabras, algunas veces con acciones y otras con desvalorizaciones. Estas veces hacían que mi valor bajará, y me sintierá al menos, pero sabes qué, en estos momentos de prueba es que Dios pidió más de mi, esto hay que comprenderlo. Te lo explicaré a continuación con mi testimonio reciente.
Hace poco tiempo atravesé un proceso el cual me gustaría contarte para edificar y puedas entender que necesitas de Dios en cualquier momento. Recientemente batallé con un león, luego con un oso, con un Goliat y finalmente con la persecución de Saúl. Este proceso me laceró mucho, me hizo entrar primeramente en una etapa de ansiedad, de pálpitos, de desvalorización, de dolor, de tinieblas, en un hoyo tan profundo que mi corazón el cual guardo para Dios se vio afectado. Empecé a sobrecargar mi cabeza, a pensar, nunca buscando respuestas, pero si pensando mucho. Así mismo fue el castigo implantado a Saúl por la desobediencia ¿pero sabes qué? A diferencia de Saúl yo no desobedecí al padre y lo que me atormentaba era externo, no era mío, no era del padre, estaba dejando entrar a mi corazón cosas que no debía; ansiedad, pálpitos, falta de apetito, falta de energía, estaba sin sueño, estaba camino a la depresión, camino al colapso, angustiado.
Inmediatamente recordé que mis manos estaban tomadas de Dios, a quien no debía soltar, empecé a orar, a arrodillarme, a buscar de Él, porque te cuento algo… la paz, la tranquilidad, no te la da un psicólogo, no te la da un concepto, no te la da una idea, te la da La Persona y La Persona es Dios.
Caminaba por las calles de New York; entre el frío, el fresco, la gente, la urgencia del día a día, desorientado y sin ganas de hacer cosas que podían ser rutinarias. Es allí cuando recordé que quien me amaba, quien me había hecho un David, quien me dotó de talentos y dones, a quien debo modelar cuando camino en el mundo, quien hizo de mí un futuro con propósitos enormes estaba ahí, y sabes qué, así fue.
Prontamente me comencé a conectar con Él Padre, Él Padre empezó a trabajar en mí, empecé a dar rodillas, a orar, empecé a alimentar mi fe y a actuar. Imágenes me empezaron a llegar en las redes sociales de páginas que nunca en mi vida había visto con frases que decían: una gota de oración puede calmar un océano de ansiedad, otra decía: “Un buen día siempre comienza con Dios”, vi una que decía: “Mientras tu estés de rodillas, tu familia estará de pies”, está me impactó mucho porque uno de las pruebas que enfrenté también tenía que ver con la familia. Quizás, no tan grande para desorientarme, porque realmente posterior a esto llegó lo que se convirtió en el león, el oso, las persecusiones de Saúl, lo que me colapsó. “Así te dice Dios, haré justicia, te devolveré con gozo lo que te quitaron… y multiplicaré lo que perdiste Joel 2:25”. Esta define completamente lo que me estaba pasando; el oso, el león, goliat y las persecusiones de Saúl empezaron a golpearme de manera conjunta que estaban quitandome la paz, el gozo, lo que Dios había hecho en mi en todos estos años. Sin embargo, tomé la mano de Dios cuando más lo necesitaba y me aferré a Él.
Dirás que esas imágenes no tienen significado, pero si, no es que estaban en redes sociales que yo no seguía, es que aparecieron de repente en el momento que más necesitaba de apoyo, y no llegaron por algoritmo o por simplemente llegar, es que fue el mismo Dios hablandome. Pero no solo eso, Dios me habló en privado, Dios me escuchó, Dios reaccionó a mi llamado y me quitó la carga, poco a poco el fuego que quemaba dentro de mi pecho, la presión que tenía sobre mí, la ansiedad, el dolor, los pálpitos, la angustia, las dudas se iban, me sacó del camino a la depresión, allí fui capaz de entender que no era Saúl porque Saúl colapsó como castigo debido a la desobediencia y Dios me hizo entender que yo no era como Saúl pues yo siempre me mantuve fiel como dice Colosenses 3:24-25: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Dios demostró una vez más que me ama inmensamente.
Entiende esto claro, todo lo que yo sentía se marchó y nací de nuevo, con más bríos, más hambre de Dios, más ganas de vivir, de hacer, de acatar el llamado que me hizo en mi juventud que a pesar de los procesos que me puedan llegar, podré ver la promesa de Dios. Me invitó a no mirar el pasado, porque cuando miras el pasado eres atado a él. Me invitó a mejor ver el presente y el futuro que Dios te provee, perdonando a quienes me han lastimado; olvidando las situaciones, los momentos y dejando toda carga a Dios.
Si las personas a tu alrededor no comprenden el propósito de Dios o lo malinterpretan, recuerda que eso no es tu responsabilidad. Si las personas se van de tu lado cuando menos lo esperas o simplemente encuentran otro camino, no es tu culpa, es que Dios está obrando en ti y te está moldeando. Permite que todo siga su curso; no actúes con precipitación ni cargues con cargas que no te corresponden, tampoco cargues a los demás, deja todo a Dios, deja que la paz de Dios te envuelva y vive con alegría, porque nada de lo que experimentas es por casualidad. Cada situación tiene un propósito que Dios está perfeccionando en tu vida, es por ello que debes entender que debes sanar desde adentro y para ello necesitas de Dios.
Me imagino que después de haberme leído aún te preguntarás ¿Por qué si es Cristiano le ha pasado esto? Te digo algo, a los Cristianos es que más pruebas nos llegan, ya te he dicho todo anteriormente. Pero si quieres saber más, te cuento que La Biblia está llena de gente de Dios que pasó de todo, si, de todo. ¿Si el mismo Cristo que es nuestro guía pasó todo tipos de tormentas, persecusiones, hasta el punto que dio su vida para salvarnos no crees que a los cristianos no nos van a pasar pruebas? Igualmente David, vivió de prueba en prueba, batalla en batalla, de persecuciones en persecusiones, incluso intento de asesinato del rey a quien debía sujeción y el cual no podía tocar ni con el pétalo de una rosa.
Tal como le ocurrió a David, es probable que enfrentes pruebas y procesos. Cada lágrima derramada por un “NO” será un “SÍ” mayor en el futuro. No son para hacerte caer, sino para forjar al guerrero que hay en ti, porque vas a ser un príncipe y vas a sentarte con Cristo en la eternidad. El murió por nosotros para salvarnos, no seas desagradecido y agradecele todo el tiempo, a Él, que nos equipa con armaduras, nos hace vencedores. Como afirma el Salmo 138:8: Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.
Si sientes que estás desmayando recuerda que el te ama y está ahí para acompañarte en la prueba. Como dice el versículo que durante toda la vida me ha acompañado, el cual tengo en mis redes sociales: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13, Dios te fortalece cuando menos fuerzas tienes. Igualmente Salmos 23:1 te dice: “Jehova es mi pastor, nada me faltará”. Es para que entiendas que Dios es la llave a nuestros problemas, declará con fe y actúa en tu prueba. Vive, no para ser un Saúl, vive para cumplir el próposito de Dios como David. Vive modelando a Cristo todo el tiempo, nuestro guía, el camino para llegar al Padre. Aférrate a Él.
Espero que te haya gustado este mensaje. Si ha sido de tu agrado, me gustaría que lo compartas con los demás. Si tu estás pasando por algún momento difícil, alguna prueba, por depresión, me gustaría que me escribas y oraré por ti. Igualmente te invito a buscar de Dios con sinceridad, acude a una iglesia y entrega tu carga al Padre. Dios te ama. ¡Gracias por tu tiempo!